La verdad, no conocía Ronda. Es triste reconocerlo, pero es así. Una de las localidades más hermosas que he visitado en mis correrías por esos mundos. Iglesias, palacios, murallas, plaza de toros, el ambiente humano y por supuesto el fantástico Tajo de Ronda y su puente. Todo ello en unas inmensas moles de areniscas calcáreas cortadas por el río Guadalentín en su lenta labor de zapa. Para el amante de los líquenes, además, pues deparara algunas cosas interesantes, que yo, por mi lugar de residencia no estoy acostumbrado a ver. Son los líquenes calcáreos, y aprovecho para ver alguno en la bajada al río para ver el Tajo. Así veo muy bien el líquen endolito, que crecedigamos, dentro de la propia roca, de color rosado, Verrucaria marmorea. Abunda Caloplaca saxicola, Caloplaca flavescens, con sus vivos colores y sus apotecios “hinchados”, Diplotomma epipolium y Toninia sedifolia. En menor número veo Aspicilia calcarea, de un color algo más sucio del que estoy acostumbrado a ver, Fulgensia fulgens, en principio aunque no he hecho análisis de las esporas, Physconia grisea, un epífito que de vez en cuando crece sobre rocas calcáreas y el espectacular Diploschistes ocellatus. Me imagino que dará, no para una tarde, sino para una vida, todo ello ante la vista maravillosa del Tajo de Ronda y bajo la sombra de las chovas piquirrojas.
¡¡¡¡¡¡Sacrilego!!!!!!!!!! Con los lugares que nos muestras y sin conocer Ronda...
ResponderEliminarFelicitaciones por este pedazo de blog.
Saludos Fernando.
Hola. Enhorabuena por este excelente blog liquénico.
ResponderEliminarEspero que tu experiencia en Ronda te haga visitar de nuevo estas tierras.
Una pequeña precisión: es el Guadalevín el que ha excavado el Tajo de Ronda, no el Guadalentín, como se te ha deslizado en el escrito.
Saludos.