Uno de los bosques más interesantes que conozco es el bosque Llallambres, en el valle leonés de Valdeón, al pie de los Picos de Europa. Tenía dando vueltas por el ordenador unas fotillas que saqué hace varios inviernos, en los que ascendí por un camino, con nieve por las rodillas desde Santa Marina de Valdeón al puerto de Panderruedas. Interesante hayedo maduro con vistas, en algunos momentos espectaculares de las Torres del Friero y de Peña Santa de Castilla. Mirando las cortezas de las hayas (Fagus sylvatica), se aprecian multitud de líquenes, tanto en cantidad como en variedad: espectaculares talos de Lobaria pulmonaria, abundante Parmelia saxatilis, grandes barbas colgando de Evernia prunastri y Alectoria sarmentosa, algún especialista de bosques fríos como Platismatia glauca, abundante y discreta Lecanora carpinea, llamativa Pertusaria albescens, y alguna cosilla rara como Collema subflaccidum. Es de suponer que me quedo corto, pero la verdad, con la nieve por las rodillas, con temperaturas gélidas y con los puertos de acceso y salida del valle de Valdeón, con cadenas y amenazando con cerrarse, no invitaban mucho al detenimiento contemplativo, con el que ando otras veces por el campo. En la nieve, huellas de ciervo, corzo y jabalí, una liebre de piornal (Lepus castroviejoi) y algunos pajaritos. A destacar un bandito de 7 perdices pardillas (Perdix perdix), que la verdad, aunque me muevo bastante por la Cordillera Cantábrica, no siempre logro verlas.
Hay algunos afloramientos calizos, donde veo la abundante y llamativa Caloplaca aurantia y la mezcla más o menos habitual del líquen Collema auriforme, con su fotosimbionte libre, la cianobacteria Nostoc, que se presenta como pequeñas bolitas gelatinosas.
En resumen, días fríos pero muy entretenidos a pesar de la circunstancia.
Nota: Al final, pudimos salir del valle de Valdeón el día previsto.
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